¡Un partido de locos!
Dos meses y medio después de haber conseguido la primera Champions League de su historia, el Paris Saint-Germain volvió a los terrenos europeos para enfrentarse al Tottenham, ganador de la última Europa League, en el marco de la Supercopa de Europa. Fue en el césped del estadio Friuli de Údine, en Italia, donde ambos equipos iban a disputar la supremacía europea. Y para este primer partido de la temporada, Luis Enrique alineó una pareja de centrales compuesta por su capitán Marquinhos y Willian Pacho, frente al arco custodiado por el recién llegado Lucas Chevalier. Achraf Hakimi y Nuno Mendes comenzaron en los puestos de laterales, mientras que Vitinha se situó como centinela, rodeado por Warren Zaïre-Emery y Désiré Doué. En ataque, Ousmane Dembélé comenzó en una posición axial, apoyado por Khvicha Kvaratskhelia y Bradley Barcola.
Desde los primeros instantes del partido, los Spurs aprovecharon su forma atlética para intentar presionar al bloque parisino. Pero eso no fue motivo de preocupación para el club de la capital, que poco a poco fue tomando el control del balón tras resistir durante unos minutos. El primer destello de los Rouge & Bleu fue obra de Bradley Barcola quien, desde la banda izquierda, se deshizo de dos adversarios e inició un movimiento colectivo que Khvicha Kvaratskhelia no pudo finalizar (8’). Pero Tottenham podía apostar también por la velocidad de su línea ofensiva durante las transiciones, y Richarlison, bien lanzado por Mohammed Kudus, obligó a Lucas Chevalier a emplearse por primera vez con la camiseta parisina (23’).
No hacía falta esperar mucho para ver a los hombres de Luis Enrique responder, también a través de una transición rápida y un excelente pase en profundidad de Ousmane Dembélé, aunque Bradley Barcola no pudo ser recompensado por su desmarque en el momento justo (29’). Pocos instantes después, el número 10 parisino tuvo esta vez la oportunidad de definir, pero no logró controlar la trayectoria de su remate (36’). De un arco a otro, era el turno de los londinenses de destacar por medio de Palhinha, quien, a quemarropa, hizo brillar a Lucas Chevalier con una parada reflejo. Primero despejado hacia el travesaño, el balón volvió a los pies de Micky Van de Ven, quien solo tuvo que rematar frente a portería vacía (0-1, 39’).
Con confianza, los Spurs no pensaban bajar el ritmo. Al regreso del vestuario, el conjunto inglés aprovechó nuevamente un balón parado para anotar el segundo tanto, obra de Cristian Romero, cuyo cabezazo fue encontrado en el segundo poste (0-2, 48’). La misión parecía ahora casi imposible para los Rouge & Bleu, que carecían claramente de frescura física. Con el paso de los minutos, el juego se volvió cada vez más interrumpido, con constantes silbatos que evidentemente beneficiaban a Tottenham. En pocos minutos, las tarjetas amarillas se sucedían y París no encontraba la manera de inquietar a Guglielmo Vicario. Y aunque Bradley Barcola pensó en devolver la esperanza a los suyos reduciendo la diferencia en el marcador, el gol del extremo parisino fue inmediatamente anulado por posición de fuera de juego (66’).
Tras Fabian Ruiz, Ibrahim Mbaye y Lee Kang-In, Gonçalo Ramos hacía su aparición en el terreno de juego para el último cuarto de hora. El objetivo: aportar sangre nueva al once parisino y variar los perfiles para intentar desconcertar a una defensa londinense bien organizada. Con perseverancia, los hombres de Luis Enrique lograron abrir el marcador gracias al zurdazo de Lee Kang-In, que colocó el balón en el ángulo contrario desde dentro del área (1-2, 85’). Agotados pero con ánimo renovado, los parisinos devolvían la esperanza a toda su afición y se entregaban a unos últimos minutos de infarto. Los seguidores del club de la capital se volcaron con su equipo hasta la última acción, culminando con un centro de Ousmane Dembélé desde la banda derecha que encontró la cabeza de Gonçalo Ramos, enviando el partido a los penales (2-2, 90’+4).
El delantero portugués mostró su temple al ejecutar su penal, al igual que Ousmane Dembélé y Lee Kang-In. Por su parte, Lucas Chevalier se lució deteniendo el lanzamiento de Micky van de Ven. Tras un desenlace lleno de tensión, Nuno Mendes se encargó de ejecutar el penal decisivo y engañar a Vicario, otorgando al Paris Saint-Germain el primer título de Supercopa de Europa de su historia. Una vez más, ¡PARÍS ES MÁGICO!